Cuando se trata correctamente, el acné suele desaparecer después de 3-4 meses. Para casos más severos con acné inflamatorio, se suele recetar antibiótico durante 3 meses. A su vez, es muy importante continuar con el tratamiento tópico para mantener los avances conseguidos.
En verano, la epidermis (la capa más superficial de la piel) tiende a engrosarse, lo que puede propiciar que en otoño se genere más acné. Por esta razón, el tratamiento se podrá continuar en verano siempre y cuando mantengamos una rutina de higiene adecuada y aclaremos la piel por las mañanas, aplicando una protección solar y una crema adaptadas.
Los brotes de acné son comunes cuando el paciente deja de tomar antibióticos. Es por eso es importante realizar revisiones dermatológicas para adaptar el tratamiento en caso de que sea necesario.
Para el acné con granos, puntos negros y microquistes, el tratamiento suele ser más largo, entre 3 y 6 meses, y su mejora es más lenta. Al final del período, se reevalúa al paciente para decidir si es necesario continuar, parar o modificar el tratamiento. Con isotretinoína, las mejoras no suceden hasta mínimo el tercer mes.
Generalmente, cuando se deja de seguir el tratamiento (especialmente los antibióticos), se debe ser cauteloso y continuar aplicando crema tópica hasta que las lesiones y marcas sean menores, sobre todo si aún hay pequeños brotes.