Actualmente, los doctores tienen a su disposición un gran abanico de soluciones disponibles para tratar el acné durante la adolescencia. Si este problema se ha convertido en algo recurrente, la mejor opción es acudir a un médico de cabecera o a un dermatólogo para que recete un tratamiento adaptado a cada caso concreto. Aún así, estas prescripciones pueden tardar varios meses en hacer efecto, por lo que es fundamental armarse de paciencia y seguir las recomendaciones al pie de la letra.

La Dra. Sandra Ly nos explica las diferentes estrategias para combatir el acné:

Como con cualquier tratamiento dermatológico, defino dos puntos de partida sobre los que trabajar, ya que el acné suele ser una mezcla de comedones e inflamación. Lo que se necesita aplicar es una crema tópica con acción queratolítica, que se adaptará a la piel para combatir los granos que caracterizan al acné. Esto lo combinaremos con antibióticos para reducir la inflamación según la severidad del acné.

Los dermatólogos adaptan las prescripciones según el caso de cada paciente a través de charlas con estos.

Un adolescente con poco acné pero que le afecte emocionalmente el problema no será tratado de la misma forma que un adolescente que afronte su afección de manera positiva. El impacto del acné en la calidad de vida es un factor importante a tener en cuenta a la hora de escoger el tratamiento. Si creo que al paciente le costará seguir un tratamiento tópico o si su piel es muy sensible, también adapto la prescripción.

¿Cómo se trata una piel propensa al acné? ¿Qué hay que esperar del tratamiento? La Doctora Sandra Ly explica las diferentes fases por las que pasa el paciente desde el inicio del tratamiento:

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La inflamación que suele aparecer con el acné mejora relativamente rápido.

  • Para un paciente con puntos negros, granos inflamados y microquistes, se realiza un tratamiento de 3 meses. Al final de este período, se revalúan los resultados.

Normalmente, hay una rápida mejora relativa respecto a la inflamación, pero puede tomar más tiempo para el acné con comedones. Después de aplicar la crema queratolítica durante 4-6 semanas, se realiza una limpieza dermatológica donde se extraen los microquistes con incisiones diminutas. En algunos casos, este proceso puede requerir varias sesiones.

Los tratamientos contra el acné suelen tener efectos secundarios para la piel, por eso, es vital estar atento para poder identificarlos a tiempo y tratarlos.

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La irritación y la intolerancia causada por los tratamientos suelen aparecer durante el primer mes, pero con el tiempo mejoran.

Curiosamente, las lesiones de la piel con tendencia acneica son causadas por la hiperseborrea (hipersecreción de sebo), pero los tratamientos suelen resecar la piel. 

Los tratamientos tópicos pueden generar enrojecimiento, irritación y sequedad. Por lo tanto, lo mejor es evitar aplicar el tratamiento en las zonas más sensibles, como por ejemplo los ojos. Con la isotretinoína, uno de los ingredientes principales de los tratamientos, el acné puede inflamarse aún más al inicio, algo que es raro con otros tratamientos. En muy pocos casos se han detectado reacciones alérgicas, pero si suceden, es importante detener el tratamiento de inmediato y consultarlo con el dermatólogo lo antes posible. ​

Según la Doctora Sandra Ly, si al inicio la piel está muy irritada, lo recomendable es aplicar el tratamiento tópico con menos frecuencia, por ejemplo dos veces por semana. Para compensar el efecto de sequedad, una buena opción es alternar la aplicación del tratamiento con una crema hidratante para que el tratamiento médico surja efecto. 

Generalmente, los efectos secundarios son una reacción normal de cualquier tratamiento,  únicamente se requiere un poco de paciencia y dejar que la piel se adapte durante el tiempo que necesite.

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Cuando se trata correctamente, el acné suele desaparecer después de 3-4 meses. Para casos más severos con acné inflamatorio, se suele recetar antibiótico durante 3 meses. A su vez, es muy importante continuar con el tratamiento tópico para mantener los avances conseguidos.

 

En verano, la epidermis (la capa más superficial de la piel) tiende a engrosarse, lo que puede propiciar que en otoño se genere más acné. Por esta razón, el tratamiento se podrá continuar en verano siempre y cuando mantengamos una rutina de higiene adecuada y aclaremos la piel por las mañanas, aplicando una protección solar y una crema adaptadas. 

 

Los brotes de acné son comunes cuando el paciente deja de tomar antibióticos. Es por eso es importante realizar revisiones dermatológicas para adaptar el tratamiento en caso de que sea necesario.

Para el acné con granos, puntos negros y microquistes, el tratamiento suele ser más largo, entre 3 y 6 meses, y su mejora es más lenta. Al final del período, se reevalúa al paciente para decidir si es necesario continuar, parar o modificar el tratamiento. Con isotretinoína, las mejoras no suceden hasta mínimo el tercer mes. 

Generalmente, cuando se deja de seguir el tratamiento (especialmente los antibióticos), se debe ser cauteloso y continuar aplicando crema tópica hasta que las lesiones y marcas sean menores, sobre todo si aún hay pequeños brotes.

¿Qué hacer si el tratamiento no funciona?

Cuando no hay mejoras después de 3 meses, comenzamos a investigar si el tratamiento se ha seguido correctamente o si este no está siendo efectivo

En el caso de que el dermatólogo no observe las mejoras esperadas, este intenta descubrir cuáles han sido las causas, que a veces pueden ser causadas por el propio paciente

  • Quizás el tratamiento no se ha aplicado correctamente.

  • Tal vez se aplicaron otros tratamientos mal adaptados como el uso de aceites esenciales.

 

Existen casos en los que se han seguido las indicaciones y el tratamiento se ha aplicado correctamente pero únicamente se observa una mejora parcial. Esto es debido a que el acné puede reaparecer junto a pequeños hinchazones. 

De todas maneras, esto no resta ninguna eficacia al tratamiento, más aún si hay una mejora general después de 3 meses. Cabe destacar que estas mejoras se deben evaluar durante el paso del tiempo y no únicamente en el día de consulta. Si se considera que el tratamiento ha sido efectivo, puede que sea necesario adaptar la forma en la que se tiene que aplicar para optimizar y mantener los resultados conseguidos.

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A la hora de aplicar el tratamiento tópico, este no se debe aplicar por todo el rostro y con demasiada frecuencia, ya que de esta manera se podría irritar la piel y habría que detener el proceso. La crema hidratante será la mejor aliada contra la irritación, sobre todo si se aplica por las mañanas durante el primer mes. En caso de que el acné se vuelva más severo y persistente, se debe detener el tratamiento durante unos días y volver a empezar a aplicarlo pero reduciendo su frecuencia. 

Si ya han transcurrido dos meses y la piel se ha acostumbrado al tratamiento, se puede aumentar la frecuencia de aplicación hasta que se use todas las noches (tres veces por semana es más que suficiente). 

Durante el tercer mes se debe aplicar crema solar cada vez que haga sol, sobre todo si aún se tienen marcas de acné. Para disimular las marcas también se puede usar un corrector o polvos si la piel segrega mucho sebo.

¿Cómo preparar una visita médica? 

A la hora de acudir al dermatólogo, se deben comunicar las sensaciones y percepciones sobre el funcionamiento del tratamiento. Además, también se pueden preparar las respuestas para las siguientes preguntas para hacer que la consulta sea más fluida y provechosa:

  • ¿Se ha seguido el tratamiento correctamente?
  • En el caso de que no, ¿por qué no? El doctor necesitará saber las razones por las que se ha dejado de aplicar y así poder adaptar el tratamiento. ¿Estaba muy irritada la piel? ¿No se vieron resultados rápidamente y se perdió la motivación?

Como último pero no menos importante, hay que acordarse de pedir la próxima cita con antelación, ya que los doctores tienen una agenda muy apretada y así se evitará interrumpir el tratamiento. 

Dr Sandra Ly, Dermatóloga