Más que enrojecimiento
La sensación de ardor, el incómodo enrojecimiento, la hipersensibilidad... ¡Así es como se siente tu cara enrojecida! Pero por dentro, te sientes aún peor: preocupada, ansiosa, impaciente, a la defensiva, tal vez incluso avergonzada por no cumplir con el ideal de perfección de la sociedad. ¡Y de una manera tan visible! Inevitablemente atraes las miradas de la gente que te rodea, convirtiéndote en el centro de atención por las razones equivocadas.
¿Hay algún lugar seguro, algún refugio, para ofreceros a ti y a tu cara enrojecida un alivio, un respiro de la mirada pública y de la dura exposición?
La piel enrojecida tiene una mochila emocional que también necesita atención
Los dermatólogos están de acuerdo en que, más allá de los incómodos aspectos físicos de las mejillas enrojecidas y manchadas, el rubor y la rosácea, todo ello va acompañado del peso de su impacto psicológico. En términos de rosácea solamente:
El 90% de los pacientes experimentan una caída en la autoestima y la confianza*
El 41% de los pacientes no se sienten cómodos socializando*
El 88% de los pacientes con rosácea grave tienen sus relaciones profesionales afectadas*
El 51% de los pacientes faltan al trabajo debido a una rosácea severa*
¿Alguno te resulta familiar? No dejes que la carga se vuelva demasiado pesada. Habla sobre el enrojecimiento de tu cara con tu dermatólogo, el cual puede ayudarte a saber qué hacer.
También es útil ponerse en contacto con otras personas que como tú, sufren las rojeces en la piel. Tendrán experiencias similares y podrán empatizar con lo que sientes.